domingo, 7 de octubre de 2012

Ella también

En mi mundo de los últimos tiempos he comenzado a registrar de manera más atenta como las mujeres fueron, son y seguirán siendo de gran importancia para mi vida, no es que no lo supiera, solo que he tratado de sentirlo de ma nera más profunda, no por ellas, que no lo necesitan, tienen una profundidad del ser que parece casi innata, sino por mí, porque profundizando también puedo conocerme un poco, al tiempo que me encuentro con esas certezas de un nuevo tiempo humano, un tiempo más sensible, más amable, no violento. Así, una madre, una compañera de la vida, una abuela que apenas conocí pero que hablaba de mí como un niño “religioso”, una hermana, una orientadora de la vida que partió antes de morir y grandes amigas forman parte de mi entramado vital, de esa urdimbre de seres que se entrelazan para construirnos como humanos, hombres, mujeres, y nuevas formas sexuales que constituyen esa exótica y mágica diversidad de nuestra especie. No es por casualidad que también en los últimos tiempos cercanos, en los ámbitos laborales y de estudio ellas dominan la escena de la vida, dejando su fragancia y mostrando otros caminos desde donde se puede aprender a vivir, a amar, a ser. Si pienso en el mundo dominado por los hombres lo encuentro casi lógico, el mundo de los últimos 500 años, por tomar una referencia, de la modernidad hasta hace poco, fue un mundo construido desde el pensar casi exclusivamente con la cabeza, un mundo lleno de certezas, de decir del “como son las cosas”, de la separación de uno y lo demás, un mundo de viejos paradigmas, y desde allí, los hombres, que en general usamos solo la cabeza para pensar, teníamos la gran ventaja, la ventaja del momento histórico. Pero el mundo empezó a estallar, se inflamo y no aguanto más tanta idiotez, y con él, o mejor dicho antes de el volaron por los aires los viejos conceptos, las inútiles creencias y las desgastadas miradas, el mundo necesitó de un nuevo paradigma, el de la complejidad del pensamiento, es decir poder pensar con la cabeza, pero también con la emoción, con el cuerpo, con las vísceras, mirar a través de una sensibilidad especial, que contemple lo uno y lo diverso sin separación, sin querer ver la realidad tal cual es, sino construyéndola a cada instante; y es claro que allí ellas tienen las mejores herramientas, ellas tienen la “dote” griega de los nuevos tiempos, una nueva mirada, más amable, integradora y llena de sanas incertidumbres. No es que lo hombres no podemos ser así, solo hay que romper barreras, animarse, expresarse, sensibilizarse sin el ridículo temor a no ser comprendido, no solo es que podemos cambiar nuestra mirada, debemos hacerlo, el tempo histórico nos lo reclama, es una deuda que tenemos, es la hora también de los nuevos hombres que podamos expresar lo profundo y construir una futura nación humana universal. Pero volviendo a las mujeres y su presencia una de ellas me ha llamado un tanto la atención, es que casi no la conocía, no leí ni creo necesario leer sus escritos, tampoco afiliarme a todas sus ideas, más bien se trata de otra cosa, de aquello que percibo en esos viejos documentales donde millones iban a su encuentro, esos tiempos remotos de dolor y marginación cuando una mujer especial pudo ayudar tanto en lo material, pero por sobre todo en lo espiritual, entendiendo ello como esperanza, como fututo anhelado, como posibilidad de una vida mejor. Traspaso todas las barreras de la época para construir un orden mítico a su alrededor, ese lugar tan especial, donde lo social y lo espiritual rozan lo profundo haciendo estallar en mil pedazos la estúpida realidad de una cordura necrológica y esquizofrénica sin sentido. Me contagió esa inspiración de la gente que la aclamaba, me emocionó su intento, más allá de todos los condicionamientos, me rebeló su rebeldía profana, y por ultimo también me acongojó su partida en medio del vendaval. No sé bien porque, pero lo cierto es que desde hace un tiempo la encuentro en muchas partes, quizás sea portadora aun de algo que yo necesite, o que debo aprender, o escuchar..no lo sé, pero de verdad a veces me sorprende y gratifica su inesperada presencia, me hace bien a veces que se presente para decir algo que no ha dicho aun, hace unos meses paseando en Buenos Aires la encontré en un mágica escultura, salida del bronce, como andando de a pie, hace uno días nuevamente paseando pero en Mar del Plata al entrar a un lugar a comer observo en la pared un sinnúmero de cuadros, fotos, iconos del arte, la política, el deporte, pero en la gran diversidad de imágenes masculinas no tarde en verla una vez más allí, hermosa y atemporal, era la misma de la mesa de la infancia, la misma de esos documentales que tanto movilizan, era la misma y bella mujer que quizás algo dice y no alcanzo a escucharla, pero la observo, la miro de una nueva manera, con respeto, con un cierto afecto, ese afecto diáfano y difuso que se tiene por alguien quizás desconocido, pero que es parte del paisaje y la memoria que llevamos compartida con otros, es esencia del mismo pueblo al que pertenezco. Si, como decía al principio hay muchas mujeres importantes en mi vida ……..ella también.-

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