domingo, 7 de octubre de 2012

La creación de Paul, entre el infierno de occidente y el paraíso de los mares del sur.

La creación de Paul, entre el infierno de occidente y el paraíso de los mares del sur.- ( Escritura libre para la materia Creatividad, junio 2012) Me paro frente a la réplica del cuadro, es gigante, enorme, de una belleza descomunal, trato de observar sus imágenes, sus tramas, un paisaje idílico de colores profundos, allí están, junto a una playa dorada distintas escenas de lo que parece ser la vida cotidiana de hombres y mujeres de la polinesia a fines del siglo XIX, en las cercanías de un mar de sueños, de un tiempo cálido, de un habitar que me trae el recuerdos de mis propios ensueños, como me gustaría haber estado allí, quizás aun estoy a tiempo, pienso por un instante, aunque no me lo creo demasiado, pasaron más de cien años, y estoy demasiado lejos. Busco referencias, ya lo había visto en algún otro lugar, a un costado dice, de dónde venimos?, quienes somos?, adonde vamos?...... Paul Gauguin, en Tahití en 1897, conozco a Paul, alguna vez sentí que fui su amigo, o conocido al menos, la primera referencia de su existencia la tuve en un viejo documental, empezaba con la imagen de una piedra del tamaño de una lapida estilo casera, decía Paul Gauguin, 1903, era en realidad la tumba de Paul, en una isla de la polinesia francesa, sin saber de qué se trataba seguí la trama del film, y creo allí nos hicimos un pocos amigos. Paul tuvo una vida muy extraña, no puedo envidiarlo porque su sufrimiento me supera, nunca quisiera haber sufrido tanto, tanto de amor, tanto de búsquedas sin poder hallar la paz interior, pero para qué mentirme a mí mismo, como me hubiera gustado ser él en algunos aspectos de su aventura creadora que lo llevo por los confines del mundo hasta entonces muy poco conocido. Paul tuvo una vida digna de los grandes creadores, esos tipos únicos que pertenecen a un selecto grupo de la especie humana, aquellos que pueden traducir en arte lo que la mayoría sentimos, pero que no podemos expresar con tanta libertad. Paul fue un francés del 1800 y pico, de familia acomodada, estudió y trabajo en la bolsa de comercio de Paris, como todos hizo algo de dinero y creó una familia, pero ya de grande presintió la angustia de occidente, eso que Ortega y Gasset llamaría años más tarde la fatiga cultural, registró tal vez el sin sentido existencial de una sociedad que solo pensaba en lo material como paradigma de la felicidad, en las relaciones viciadas por intereses que le eran ajenos; así es que un día Paul se largó, se decidió, largó todo, su vida, su familia, sus hábitos, su maldito laburo de yuppie del siglo XIX y empezó a pintar, a pintar el mundo que lo rodeaba, y el que podía imaginar, pintó como pocos, pintó tocado por la vara cósmica de una inspiración superior, pintó tanto y tan bello que no le costó hacerse conocido rápidamente, fue amigo de Van Gogh, lo pintó pintando los girasoles, llevó su creación hasta sus propios límites, y un día se encontró que aun estaba en el medio de la podrida sociedad occidental, y no le bastó su cambio, decidió seguir cambiando y volvió a largarse, esta vez en cuerpo y alma, hacia los mares del sur, del pacifico sur, allí donde las perlas coralinas podían verse en la profundidad porque el mar es tan claro y límpido que parece un cuadro, un cuadro de Gauguin. Se quedó allí, a vivir con una cultura que se negaba a contaminarse con lo occidental, de sus valores paganos y miserables, se quedó a vivir amando, sintiendo en libertad y sobre todo creando, creando como loco extasiado de su propio fluido creador interno, cuenta la historia que en pocos meses pinto mas setenta grandes cuadros, pero no solo pintó desde afuera, creó desde su propio adentro porque decidió ser parte de la vida de los polinésicos, amó a sus mujeres como nadie, y las pintó de mil maneras, tuvo un hijo, y siguió pintando, creando el mundo en el que habitaba con todo su ser; alguna vez intento volver a Paris, quien sabe porque sufrimientos que lo acosaban, pero duró poco, volvió a los mares del sur, a sus cuadros majestuosos, a sus colores radiantes, sabía que estaba enfermo, y muy enojado con su cultura francesa que ya estaba también diseminando su mugre colonialista por la polinesia, decidió quedarse allí, en las islas encantadas, en el calor de aquellos seres especiales y comunitarios, ese calor que jamás había sentido en la fría Paris; creó su pintura hasta donde pudo, hasta donde su cuerpo se lo permitió, el odiado occidente estaba adentro suyo, y se vengó por sus desaires, pero Paul, mi viejo amigo nunca se rindió, acogido por la belleza de los mares del sur que se traducía en el calor humano de sus habitantes se dejo llevar por uno de esos huracanes que elevan el mar hasta golpear con fuerza sobre los acantilados coralinos, se dejó llevar cuando los míticos dioses de la polinesia lo vinieron a buscar para agradecerle su estadía y su legado en las islas perpetuas y doradas, pero su cuerpo decidió quedarse allí, bajo una piedra redondeada que dice su nombre, y el año de su partida, pero dice mucho más porque en la cultura de la polinesia las piedras son de suma importancia, son la materia prima donde los dioses expresaron sus deseos para dejarlos visibles a las generaciones del futuro.- La creación es la esencia de la humano, para Deleuze existe el cerebro objeto, aquel que no crea sino que solo reproduce lo instituido, y el cerebro sujeto, aquel que a través del caos atraviesa todo creando e instituyendo nuevas caoideas, que se expresan en la filosofía, en el arte y la ciencia. “Resumiendo, el caos tiene tres hijas en función del plano que las seccione, son las Caoideas, el arte, la ciencia y la filosofía como formas del pensamiento o de la creación. Se llaman caoideas las realidades producidas en unos planos que seccionan el caos.” Pienso sobre esto y el limite inseguro entre aquello que es creación y aquello que no lo es, porque una simple interpretación o copia de algo ya me parece una creación en sí mismo, hasta la mera reproducción de algo se asemeja al menos a una burda creación, podemos hacer algo que no sea crear?? lo dudo, pero comprendo la diferencia y el mensaje profundo que significa el hecho de reproducir lo establecido o crear desde lo más profundo de nuestra interioridad; “El artista trae del caos unas variedades que ya no constituyen una reproducción de lo sensible en el órgano, sino que erigen un ser de lo sensible, un ser de la sensación, en un plano de composición anorganica capaz de volver a dar lo infinito. La lucha con el caos que Cezanne y Klee han mostrado en acción en la pintura, en el corazón de la pintura, vuelve a surgir de otra manera en la ciencia, en la filosofía: siempre se trata de vencer el caos mediante un plano secante que lo atraviesa. El pintor pasa por una catástrofe, o por un arrebol, y deja sobre el lienzo el rastro de ese paso, como el del salto que lo lleva del caos a la composición.”
.- Antes de alejarme de la imagen del cuadro vuelvo a pensar en Paul, en su profundo hecho creador que no permite dudas acerca de qué tipo de cerebro tuvo según Deleuze, un pequeño párrafo dice: original museo de Boston, EEUU, no¡¡, jamás me gastaría la poca plata que pudiera guardar para ir a Boston, hay cientos de lugares en los que iría antes si pudiera, pero no Boston, aunque no descarto, querido Paul, que con suerte algún día pudiera caminar las exóticas playas de los mares del pacifico sur, si así fuera me prometo pasar por tu tumba, viejo amigo, y dejarte quizás unas hojitas de toromiro, un típico árbol de la polinesia, quizás Paul, porque no?, gracias por tu arte inspirador, y por haber conmovido, aunque sea un poco, los débiles muros de una cultura que pide a gritos la llegada de un nuevo tiempo creador.-

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