miércoles, 26 de diciembre de 2012

La Grieta Profunda --- (Cuento - parte III)

Creo que me despertó el estruendo, o el fulgor de potentes luces que parecían entrar desde afuera por el ojo de buey, no lo sé bien, el sueño profundo me había despojado de toda racionalidad y ubicación temporal, seria aun la noche?, juzgue que si por el reflejo lumínico, el barco volvió a moverse y pararse bruscamente, esta vez con un crujido sordo y profundo, que pronto comenzó a mezclarse con un ruido de sirenas y algunos gritos en otro idioma desconocido por mí, cuando volvió la quietud lo primero que note fue que varias cosas del camarote había caído al suelo, o mejor dicho que estaba casi todo revuelto, no tarde en darme cuenta de la seriedad del asunto, por lo que después de unos pocos minutos de silencio, decidí vestirme y salir al salón que lindaba con la cafetería del barco, a ver si encontraba alguien que pudiera darme más información de lo sucedido.
Al bajar ya estaban la mayoría de los pasajeros en la amplia sala, la incertidumbre y hasta un cierto temor había invadido a casi todos, trate de divisar a alguien de la tripulación que nos pudiese dar algún detalle, pero fue en vano, hasta el simpático mozo se había esfumado de su cómoda guarida, dejando rastros del suave y reconfortante olor al buen café que servía amablemente a cualquiera que se lo solicitara; cuando dos de mis conocidos se me acercaron una voz ronca y casi de ultratumba comenzó a hablar por el sistema de parlantes de todo el barco, era la voz inconfundible del capitán, al que por un momento imagine tan confundido como todos nosotros, “ estimados pasajeros, les habla el capitán del barco, esperamos que estén todos muy bien, junto con mis colaboradores debemos informarles que el barco a encallado en medio de un grieta de hielo solido que no ha podido romper, no sabemos aun como la información de los satélites no ha sido la correcta, no obstante estamos esperando nueva información pero podemos decirles que el barco está bien, no corremos ningún riesgo y si es como sospechamos en caso de que no pudiéramos continuar el viaje está previsto que en 72 horas como máximo puedan llegar los equipos de rescate para volver al puerto de salida, pero no nos apresuremos, en tres horas tendremos algo de claridad y haremos un nueva evaluación de la situación, por supuesto la comunicaremos de inmediato, muchas gracias”.
Se hizo un silencio extraño, nada estaba mal, sin embargo podría decirse que tampoco nada estaba demasiado bien, a los pocos minutos nos empezamos a reunir en grupos, y de nuevo el típico murmullo de la sala de fiestas del barco que cobro vida nuevamente, nadie estaba dispuesto a volver a intentar un nuevo sueño, el clima distendido de las charlas no podría ocultar, pese a los esfuerzos, la preocupación y hasta un difundido temor que se iría apoderando de todos con el paso de las horas, a favor de nuestras ansiedades acudió el jefe de los mozos y su equipo de colaboradores, la orden del capitán había sido breve y concisa, “que tomen lo que quieran, esta vez la administración se haría cargo de los costos”, era una amable invitación a distraerse y no generar mayores problemas que los ya existentes.
No había pasado más de una hora entre cafés y ligeras suposiciones sobre lo ocurrido cuando un mozo se me acerca discretamente desde atrás y casi sorprendiéndome me dice que el capitán quiere verme en la sala de conferencias en unos diez minutos, y que acuda con un pequeños grupo de cinco o seis personas que sean de mi conocimiento y confiabilidad, está muy interesado en comentarle algo que por ahora prefiere no difundir a todos los pasajeros del barco, y con un tono seco concluyo,- ni siquiera a la gran mayoría de los tripulantes-, quede un poco aturdido, cuando quise girar el mozo ya está a diez metros de mi caminando aceleradamente hacia una de las puertas que llevada hacia la sala de manejo de la nave............                                (continua...)

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