miércoles, 26 de diciembre de 2012

La Grieta Profunda (Cuento - parte VI Final)


No era tan fácil pensar en estas circunstancias, más allá de los equipos, y la ropa térmica el paisaje era desolador, y también desorientador por momentos, las altas paredes de la grieta nos refugiaban del viento que pasaba con un bramido furioso por encima de nosotros, ya lo habíamos decidido de antemano, si alguien no podía seguir intentaría volver solo, o quedarse a esperar su destino en un costado de la pared blanca, como sea el intento era llegar, ya no sabíamos bien porque, pero esa leyenda de la comunidad que llevaba más de cincuenta años debajo de las capas de hielo había pasado a convertirse en una realidad tan palpable e incuestionable como esa sensación casi mortal de lo helado, que avanzaba desde la planta de los pies muy suavemente hacia el resto del cuerpo.
No sé cuánto tiempo habíamos caminado, los dos guías encabezaban el grupo, mientras que los cuatro restantes los seguimos en una sola fila, unidos por una delgada y consistente soga, pero por sobre todo unidos por una suerte de creencia común, un vinculo irrompible, un misterioso lazo cósmico que nos hacia diferentes y uno solo al mismo tiempo.
De a poco aquello fue quedando en un lugar guardado, y una suerte de misterioso escepticismo fue apoderándose de todos, hacia horas que estamos en el recorrido de la grieta, parábamos unos minutos y volvíamos al camino, este ya no nos ofrecía ninguna variación, brumas blancas, paredes grises, cielo cuasi negro, el viento gélido por encima, a veces se arremolinaba y nos hacía perder el equilibrio, y el maldito piso helado que subía desde la planta de los pies ahora llegaba casi hasta mis rodillas, tuve la tentación de quedarme, de poder dormir en paz mientras el mundo decidiera que hacer con aquello, aquello se estaba haciendo pesado, denso, difícil de sobrellevar, había perdido un poco el contacto interno con el resto del grupo, con sus registros profundos, permanecíamos atados, y, sin embargo, me empezaba a sentir solo, y ello me causaba un pánico difícil de poder manejar; cuando sentí por un momento que me arrastraba escuche un grito profundo, un grito desgarrador, pero de una alegría desgarradora, de una esperanza desgarradora, el guía que se había adelantado unos cien metros volvía saltando de alegría y revolcándose en el hielo, volvía a saltar mientras hacía inexplicables señas hacia adelante, todos nos movimos rápido, algo había sucedido, quise detenerme a ver algo como una sombra parado al costado de la grieta, si, era un gran árbol, cubierto de hielo, pero aun así podía verse debajo de las capas un verde oscuro, “es vida, ese verde es vida”, fue lo único que puede pensar, el encuentro con el guía se produjo justo en un recodo que ofrecía el camino de la grieta, fue algo verdaderamente alucinante, detrás del recodo el viento había mermado mucho, y los arboles comenzaban a ser parte del paisaje, el hielo iba disminuyendo, y la niebla daba paso a una gran humareda, detrás del humo comenzaron a divisarse varias cabañas de madera, y creo que nos abrazamos todos, todos fuimos una sola sensación por un momento, el mundo nuevo era real, ya estaba ante nuestra mirada, si aquello era posible, entonces que cosa podría no llegar a serlo?, quise pensar, pero no podía, una emoción profunda me embargaba, perdí la noción del piso, porque el frio helado parecía haber barrido con la parte inferior de mis pies, pero nada de eso era importante, la misión estaba cumplida, todo para adelante sería distinto, aquello profundamente anhelado seria cumplido, que extraño, en esa profunda alegría sentí la necesidad de volver a descansar, solo sentía con fuerza algo que brincaba en mi corazón, mis pies estaban fríos, mi cabeza buscaba una explicación más racional a lo sucedido, pero no tenía sentido, el éxtasis en medio de la grieta era lo más real que me hubiera pasado nunca, la grieta ya era algo luminoso que desde el pecho irradiaba hacia el cuerpo, solo los pies helados se diferenciaban en aquella cálida sensación de bienestar¡¡¡¡
Me desperté sobresaltado, estaba aun en la grieta??, me costó volver a la realidad, de verdad aquella hermosa sensación que me acercaba a un mundo nuevo era solo un sueño?, trate de hilar algunas cuestiones lo más rápido que puede, algo en mi interior me pedía a gritos una explicación a lo sucedido, cuando observe la gruesa manta en el suelo y los pies descubiertos no tarde en darme cuenta de que el frio que sentía al caminar por el hielo no era otra cosa que la falta de abrigo en mis pies,  las largas charlas en las clases de psicología social acerca de los nuevos paradigmas que el mundo necesita, y el intercambio de misivas con un viejo amigo con temas acerca de lo humano, habían puesto su gran cuota de vivencia al armado onírico, por lo demás, aquellas certezas de un mundo sin violencia no eran sino manifestación de cuestiones que resonaban en mi desde hacía ya mucho tiempo, cuando pude despejarme no tarde en percibir que aquel sueño no era sino la traducción en imágenes de mi mundo interno, de aquello que me estaba sucediendo en la búsqueda del nuevo mundo, mundo nuevo que solo podría ser posible a partir del cambio profundo en el interior del ser humano, pero para que todo ello sea posible y real, el primer ser humano en producir un cambio interno debería ser siempre uno mismo, el hacedor de sentidos, el transformador del mundo era uno,  ese uno mismo que habitaba en la profundidad de cada ser humano.

Edgardo, Bahía Blanca, entre mayo y julio de 2012

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